Encontrar mi lugar

Alguién me dijo una vez que, cuando un mueble de casa constantemente se cambia de sitio es porque no se encuentra en el lugar adecuado, y que cuando por fin le encontramos su sitio no hay necesidad de moverlo. Cuando leí esta poesía recordé aquellas palabras. Y es que a veces nos empeñamos en creer que hemos encontrado nuestro lugar y nos convencemos a nosotros mismos que podemos cambiar lo que no nos gusta. Quizá porque es más cómodo que seguir buscando. Sin embargo, si miramos hacia otra dirección, y nos atrevemos a salir de lo conocido, es probable que encontremos como dice Mario Benedetti, otro cielo, el que nos pertenece realmente.

Otro cielo

No existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarlo
y luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque
siempre faltaría el pájaro en silencio 

no existen métodos para tocar el cielo
pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras al fin como es al tacto
siempre te faltaría la nube de algodón 

no existe un puente para cruzar el cielo
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y pronósticos
y comprobaras que no es tan dificil
siempre te faltaría el pino del crepusculo 



eso es por que se trata de un cielo que no es tuyo
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegue al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar
pero estarán el pájaro y la nube y el pino


Mario Benedetti 



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